Dra. Rayo Morfín Otero

Consejo Mexicano de Certificación en Infectología, A.C.

rayomorfin@gmail.com


Dr. Eduardo Rodríguez Noriega

Consejo Mexicano de Certificación en Infectología, A.C.

idfcolima@yahoo.com

La aplicación de medidas de control de infecciones para prevenir la transmisión de enfermedades virales respiratorias fue implementada durante la pandemia de influenza de 1918. Durante este periodo, en ausencia de antivirales y vacunas se aplicaron medidas no farmacológicas de prevención. (1,2,3,4) El cierre de escuelas, iglesias, teatros, evitar eventos públicos, aislamiento del paciente sintomático, cuarentena de los contactos y el uso de mascarillas dio como resultado la reducción de transmisión de más de 50% en las ciudades que iniciaron su impletementación temprana. (2,4)

Es importante comprender el beneficio relativo de diferentes estrategias de control de riesgos para minimizar la propagación de COVID-19 y jerarquizarlas.

Tomar en cuenta que en orden jerárquico van de más a menos efectivas. (5) Las medidas de prevención en la comunidad ahora reconocidas, al ser un virus que se transmite por vía aérea, son el distanciamiento social de más de un metro, utilizar de preferencia en el ámbito no hospitalario mascarillas no quirúrgicas N95 o KN95, aislamiento, cierre de lugares de trabajo, cierre de transporte público, limitar reuniones a diez personas y buena ventilación. (6,7,8,9)

Estrategias como vacunación completa, que incluye un refuerzo, y adecuación de las mascarillas harán que la prevención no farmacológica sea óptima. (6,10,11,12) La aplicación de las medidas no farmacológicas de prevención de influenza, durante las pandemias de 1918 y de 2009, se suspendieron al poco tiempo de ser instituidas debido a la afectación de la economía mundial. Después de la fase inicial de la pandemia de influenza de 2009, a pesar del uso de medidas no farmacológicas de prevención, de vacunación y de antivirales orales, continuaron presentándose brotes importantes de en los 24 meses siguientes posteriores a la primera fase.

La pandemia con el nuevo Coronavirus SARS-CoV-2 (similar al virus SARS-Cov-1 de 2003, Severe Acute Respiratory Syndrome), que causa la enfermedad COVID-19 (Coronavirus Disease 2019), igual que el virus de la influenza, es un virus de transmisión aérea, se disemina de persona a persona por vía respiratoria. (13)

En esta ocasión, al no contar con vacunas o medicamentos antivirales, se aplicaron rápidamente medidas no farmacológicas de prevención similares a las de las pandemias de influenza. Además de cierre de sitios de trabajo, escuelas, iglesias, bares, restaurantes, cines teatros, cancelación de eventos públicos, aislamiento, cuarentena y uso de mascarillas, se incluyó el cierre de aeropuertos, alerta de viajes internacionales, distanciamiento social, higiene de manos, limpieza de superficies y la estrategia de encontrar casos, utilizar masivamente pruebas diagnósticas y búsqueda de contactos.


Las autoridades federales junto a los gobiernos estatales deben implementar un plan adecuado para los próximos años y estar preparados en caso de ocurrir un nuevo brote con una nueva variante del virus; contar con cantidades disponibles de mascarillas, medicamentos antivirales, otras opciones terapéuticas y una estructura hospitalaria adecuada.

El plan futuro debe incluir una estrategia en el momento de un brote: buscar, diagnosticar, encontrar contactos, aislar y ayudar a los que estén en cuarentena. Aprender a vivir con el virus SARS-CoV-2 requiere aplicar las medidas de prevención probadas y reconocidas en proporción adecuada para proteger vidas humanas y evitar daño a la economía.