Y con la amabilidad que le caracteriza precisa el camino a seguir para cursar una especialización:
Primero tienen que hacer el Examen Nacional de Residencias Médicas (ENARM). Una vez que son aceptados, deben buscar la sede hospitalaria en la que quieren realizar la residencia, ya sea en la CDMX o en el interior de la República. Si la sede está avalada por nosotros, se matriculan en la UNAM, estamos hablando del Hospital General de México, Hospital Juárez, Centro Médico Nacional Siglo XXI, de los Institutos Nacionales de Salud, etc., esa es la manera en la que la UNAM avala al médico residente. Año con año hacemos un examen muy riguroso a todos los especialistas que están en las sedes, se trata del Examen de Competencias Académicas (ECA). Este examen lo elaboran los subcomités académicos de cada especialización, que también están avalados por la UNAM.
También, hemos implementado estrategias específicas para las quejas y denuncias de género, discriminación a las minorías, bullying, acoso, hostigamiento; etc., es importante para nosotros estar muy pendientes de estas circunstancias.
Esto habla de un nuevo acompañamiento que se ha implementado para que las y los residentes de especialización puedan culminar su formación en los mejores términos, en un ambiente mucho más adecuado, cordial y seguro.
¿Cómo ve en este sentido el nivel de la medicina especializada en México?
Tenemos muy buenas sedes hospitalarias, buenos profesores y el programa que se sigue es excelente, yo te diría que no le pedimos nada a otras instituciones; sin embargo, en cuanto a infraestructura y tecnología, en el extranjero suelen estar más avanzados. Es frecuente que nuestras médicas y médicos residentes vayan al extranjero a aprender cómo manejar ciertas tecnologías, por ejemplo, a Alemania, Inglaterra, Canadá o Estados Unidos. Se ha hecho mucho esfuerzo por tener mejoras en estos ámbitos; en este sentido, la Facultad de Medicina de la UNAM brinda apoyo a muchísimas sedes hospitalarias poniendo a su disposición ciertas tecnologías que permiten hacer diagnósticos más expeditos.
En ese contexto ¿Qué retos ve usted en la formación de los médicos especialistas?
Hay un reto muy importante. La relación médico-paciente es lo que debe priorizar el médico, primero hay que platicar con el paciente para poder darse idea de lo que tiene, luego revisar, hacer un examen clínico y después, según su nivel socioeconómico, buscar que los estudios que requiera los pueda realizar en un lugar en donde no se vea afectada su economía. No hay que olvidar que la medicina es una ciencia de la salud que está hermanada con las humanidades, no deben separarse, pues esta vinculación es la que permite entender lo que está sucediendo con el paciente y su entorno.
Se dan casos en los que el medico pierde de vista su rol social, ¿qué hacer desde la formación para afianzar sus condiciones de servicio?
Muchos médicos y médicas son muy buenos profesionistas, están muy bien preparados, sin embargo, en la medicina privada se puede perder de vista el espíritu social que implica la materia, y por lo tanto los servicios que se ofrecen en conjunto con los hospitales pueden llegar a ser muy onerosos. No estoy en contra de la medicina privada, en nuestro país es muy buena, hay hospitales excelentes y médicos muy bien preparados que toman en cuenta el nivel económico del paciente, y en ocasiones no cobran; pero también está el otro extremo, aquí el médico no debe olvidar la función social como parte de su vocación, y es deseable que se promueva la medicina preventiva, a estar con la población en caso de enfermedades emergentes o reemergentes.
El estudiar en la Facultad de Medicina de la UNAM produce mucho este sentimiento de solidaridad hacia la población y la comunidad en general, lo que le va a permitir generar una mejor relación médico-paciente.
¿Qué mensaje les daría usted a los médicas y médicos para generar confianza entre sus pacientes?
Siempre les he dicho que tienen que leer desde que entran a la facultad. Hay que leer a los grandes clásicos, hay que informarse de lo que pasa actualmente en la sociedad, hay que ser empáticos, es importante entablar una relación de confianza con el paciente. Deben tener una formación multidisciplinaria en el aspecto cultural, tienen que escuchar música, leer, ver arte.
En su carrera ha ocupado importantes puestos de liderazgo, ¿cuáles son los retos que han enfrentado las mujeres para ocupar estos cargos, particularmente en la medicina mexicana?
Fueron muchos retos a vencer en el inicio, ahora las cosas están cambiando, cuando yo empecé a hacer medicina, la matrícula era predominantemente masculina, y hoy esa tendencia se ha invertido. Vas avanzando por tu trabajo, tu esfuerzo, tus estudios, te vas relacionando, pero aun cuando tienes la misma capacidad que tus compañeros varones, el mismo grado académico, y quieres acceder a un puesto de toma de decisiones, por ser mujer te hacen preguntas muy personales, por ejemplo: “¿cómo le vas a hacer?, tienes una casa, tienes hijos, va a ser más complicado” “¿vas a poder?, y a los hombres no les hacen estas preguntas, y además, te ofrecen menor salario que a los hombres para el mismo puesto. Antes inclusive tenías que presentar una prueba de embarazo negativa para que te contrataran, afortunadamente eso ya no existe.
Cuando te das cuenta cómo está el rechazo y lo combates de frente, puedes ir avanzando y sobre todo, lo que yo le digo a las médicas es que tienen que aprender que no es personal, es un constructo social, es el patriarcado. Es muy importante recordar que el hecho de que la matrícula esté, como le llaman, feminizada no implica que las mujeres tengan más acceso a los puestos de toma de decisiones, o que cuando logran acceder a ellos puedan ganar los mismo o más que un hombre, por eso debemos impulsarnos, enseñarnos, apoyarnos entre nosotras e incluso actuar con los varones.
Cuando yo hice mi primera campaña para presidir la Academia Nacional de Medicina de México ya había sido secretaria adjunta y secretaria general, y lo que me preguntaban era “¿será que la Academia ya esté preparada para tener a una mujer como presidente?” y yo decía “¿cómo que la Academia? ¿es un ente o qué?”, es absurdo. La pregunta era más bien, y sigue siendo: ¿será que los y las académicas están listos? (Tabla 1)