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EDICIÓN

MARZO 2025

3O° ANIVERSARIO


Importancia del CONACEM en el ejercicio médico especializado: visión de una institución educativa

Ana Carolina Sepúlveda Vildósola

Directora de la Facultad de Medicina, UNAM
anacsepulvedav@facmed.unam.mx


La certificación de especialistas médicos surge a principios del siglo XX como una respuesta a la necesidad de garantizar una formación adecuada y homogénea para los médicos en ejercicio. En Estados Unidos, durante 1917 se fundó el American Board of Ophthalmology, la primera junta certificadora médica del mundo, estableciendo un precedente para otros países. Con el tiempo, la certificación médica se convirtió en una práctica estándar en múltiples naciones para asegurar que los especialistas mantuvieran conocimientos y habilidades actualizadas.1

En México, la certificación de especialistas inició formalmente en 1963 con la creación del Consejo Mexicano de Médicos Anatomopatólogos y posteriormente se expandió a otras especialidades con la fundación de distintos Consejos de especialidades. En 1995 se consolidó el Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (CONACEM) como el organismo coordinador de los distintos Consejos, estableciendo estándares uniformes para la certificación y recertificación médica.2

El objetivo del CONACEM es garantizar que los profesionales en las distintas especialidades médicas mantengan y actualicen sus competencias conforme a los avances científicos y tecnológicos en el campo de la medicina. La certificación inicial y su posterior recertificación, cada cinco años, son procesos fundamentales para garantizar que los especialistas continúen su desarrollo profesional y respondan a las necesidades de la sociedad.3

En la cobertura sanitaria universal de la OMS, uno de sus objetivos dice que “todas las personas que necesitan servicios de salud reciban una atención de alta calidad sin dificultades financieras”,4 esto destaca la necesidad de concentrar los esfuerzos en garantizar que todos los individuos, independientemente de su situación económica o ubicación geográfica, puedan acceder a los servicios de salud que requieren, asegurando que cada paciente reciba una atención digna y profesional. En este sentido, resulta primordial focalizar esfuerzos en el aumento de la calidad en los servicios de atención de la salud, abordando tanto los recursos materiales como humanos para lograr un impacto positivo en la salud pública. Además, es esencial establecer una comunicación eficiente entre los diversos subsistemas de salud que conforman el sistema sanitario, a fin de lograr una coordinación integral que garantice una atención continua, oportuna y eficaz, mediante la certificación.5

La Joint Commission es una de las principales organizaciones de acreditación de hospitales en el mundo y establece estándares para garantizar la calidad en la atención médica. Su acreditación está fundamentada en la evaluación de múltiples aspectos de la atención médica; incluyendo la seguridad del paciente, la infraestructura hospitalaria, el manejo de medicamentos, la calidad del personal y la capacitación de los profesionales de la salud.6

Uno de los criterios fundamentales de la Joint Commission es la certificación médica de los especialistas, pues es un elemento clave en la calidad de los servicios hospitalarios. La certificación garantiza que los médicos que ejercen en hospitales acreditados, cuentan con formación continua y estándares de competencia elevados. De hecho, en muchos hospitales con acreditación Joint Commission, se exige que los especialistas estén certificados y recertificados de manera periódica para asegurar la calidad de la atención.6

Además, la Joint Commission enfatiza la educación médica continua y el desarrollo profesional, promoviendo que los médicos participen en programas de actualización y evaluación periódica. La certificación médica en México, a través del CONACEM, se alinea a estos principios, asegurando que los médicos especialistas en el país cumplan con estándares globales de formación y desempeño clínico.7

En este sentido, los hospitales que buscan acreditación por la Joint Commission deben demostrar que su personal médico está altamente calificado y actualizado, lo que convierte la certificación en un requisito estratégico tanto para el desarrollo institucional como para la mejora de la calidad de la atención médica.

Además de los beneficios previamente mencionados, la certificación del CONACEM fortalece la credibilidad y confianza de los pacientes en el sistema de salud, al garantizar que los médicos especialistas han pasado por un proceso de evaluación estandarizada de conocimientos y habilidades de vanguardia considerados prioritarios para nuestro país. Asimismo, el hecho de que la certificación sea un requisito en múltiples instituciones médicas refuerza la profesionalización del ejercicio médico, promueve una cultura de mejora continua y eleva la calidad del ejercicio médico, contribuyendo a la seguridad del paciente y la reducción de errores médicos.8

Es imperativo que las instituciones educativas, los colegios de especialistas y las autoridades sanitarias trabajen de manera conjunta, estrecha y coordinada para fortalecer los procesos de certificación y recertificación en el ámbito de la medicina, dada su constante evolución, caracterizada por avances científicos y tecnológicos que modifican continuamente las prácticas y los enfoques de tratamiento.9 La certificación obliga a los médicos especialistas a mantenerse actualizados con los más altos estándares de conocimiento y habilidades, como lo evidenció la reciente pandemia por COVID-19, que mostró la necesidad de contar con médicos bien preparados para enfrentar nuevas entidades nosológicas que requieren diagnóstico rápido y atención oportuna.

Adicionalmente, la constante actualización de los conocimientos médicos también juega un papel importante en la prevención de la aparición de iatrogenias, que son los daños ocasionados por el propio ejercicio de la medicina, obligando al médico a responder en diversos ámbitos legales, por impericia, negligencia o imprudencia. La certificación es una demostración de que el profesional cuenta con los conocimientos requeridos para su práctica médica.10 En este sentido, la responsabilidad de garantizar la formación continua de los especialistas no debe recaer únicamente en una de estas entidades, sino que debe ser un esfuerzo compartido, ya que impactará en la salud la población.

En el ámbito legal, la Ley General de Salud le otorga a los Consejos acreditados por CONACEM la facultad de emitir los certificados de las distintas disciplinas médicas, en su artículo 81 desde su reforma de 2011, permitiendo que las autoridades educativas competentes soliciten la opinión del Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas para la expedición de la cédula de médico especialista sin que con ello limite sus atribuciones.11 Particularmente, una evaluación de conocimientos por organismos civiles ha permitido que las evaluaciones sean más justas y equitativas, pero como siempre, los procesos son perfectibles.

Los procesos de certificación y recertificación deben confirmar que los médicos cumplan los estándares mínimos de conocimientos de sus áreas de especialidad. Y asegurar las buenas prácticas médicas para el mayor bienestar de los pacientes ya que, con esto, se brinda la certeza a la sociedad de que quienes ejercen como especialistas tienen la formación académica y los requisitos legales para desempeñar sus prácticas.

Por definición, Lex Artis Ad Hoc es el conjunto de reglas y conocimientos generados para el ejercicio de una especialidad médica, contenidos en distintos medios de almacenamiento, conservación y consulta, acerca de técnicas y procedimientos que han sido universalmente aceptados y que se basan en los principios científicos y éticos para orientar la práctica médica.12

Para asegurar una educación continua de calidad, es fundamental establecer normativas claras y atender la calidad y diversidad de la oferta educativa. La oferta educativa es vasta y variada, incluyendo cursos, talleres y diplomados impartidos por instituciones educativas, por las Asociaciones propias de cada especialidad que realizan congresos anualmente y son avalados por los Consejos. Asimismo, como parte de la educación médica continua, las farmacéuticas pueden llegar a ofertar cursos de capacitación para los médicos. Sin embargo, se ha documentado que las industrias farmacéuticas podrían tener conflictos de interés, ya que asignan una proporción significativa de sus recursos a la promoción de sus productos, invirtiendo casi el doble de lo que destinan a la investigación y desarrollo.13

Se han hecho esfuerzos por regular la participación de la industria farmacéutica a través de CETIFARMA, que establece que la información promocional debe ser clara, legible, exacta, equilibrada, honesta y suficientemente completa. Las empresas deben actuar conforme al artículo 7 del Código de la International Federation of Pharmaceutical Manufacturers and Associations (IFPMA), cuando corresponda,14 y reportarán a CETIFARMA los eventos de carácter científico o educativo organizados o patrocinados por sí mismos o por terceros, de acuerdo con los lineamientos de buenas prácticas donde se podrá constatar que la realización del evento se apegue a lo establecido en este código.15

También se ha regulado la participación de la industria farmacéutica en el financiamiento para la participación del personal médico a congresos nacionales e internacionales que posteriormente les permitirá recertificarse, estableciendo reglas claras para proporcionar el apoyo económico y evitando lo que se ha denominado “turismo médico”.1617

A treinta años del inicio del proceso de certificación y recertificación en México existen algunas áreas de oportunidad. Una de ellas es la regulación del costo de la certificación y de los cursos de actualización ofertados por sociedades y asociaciones médicas, lo que ha creado controversia respecto de la validez de su juicio en este sistema de puntos.18

El costo de un examen de certificación varía de 2,500 a 13,000 pesos, dependiendo del Consejo que entrega la constancia. El costo de la recertificación está en ese mismo rango; con un promedio de 5,691.28.19 Sin embargo, estas cifras no consideran la asistencia a cursos de capacitación requeridos para la recertificación.

Otro aspecto a considerar es la falta de evaluación en la adquisición de los conocimiento o competencias durante el proceso de actualización, particularmente en congresos o reuniones médicas. La evaluación de las capacidades médicas requiere tener claro los objetivos de la capacitación, el uso de mecanismos que faciliten el aprendizaje y los métodos de evaluación, objetivos y adaptados a la situación, que al final permitan la retroalimentación y sirvan como una herramienta más de aprendizaje, no solo para los evaluados sino para los evaluadores. Además, el organismo evaluador debe retroalimentar a las entidades formadoras del área médica para actualizar sus objetivos, metas y programas educativos.

El proceso propio de certificación y recertificación de cada Consejo debe ser evaluado periódicamente, proporcionando tanto una guía clara para las y los sustentantes, como la incorporación de estrategias y mecanismos novedosos, lo que requiere un compromiso de quienes dirigen cada consejo por la calidad y la excelencia.20, 21, 22, 23

Los programas de acreditación, aunque varían en su implementación, comparten principios comunes basados en factores como las legislaciones nacionales, las condiciones económicas, los contextos culturales y las demandas de los consumidores. Estos factores han influido en el desarrollo de estándares que garantizan calidad y seguridad en los servicios. La tendencia actual busca la homologación internacional de estos estándares, promoviendo coherencia y uniformidad en los procesos de acreditación globales, lo que facilita la comparación entre sistemas y fomenta la mejora continua en la calidad de los servicios, independientemente del contexto.24

Referencias Bibliográficas