Dr. Francisco Javier Lozano Ruíz
Presidente del Consejo Mexicano de Certificación en Radioterapia
La radioterapia es uno de los tres pilares fundamentales en el tratamiento del cáncer, junto con la cirugía y la terapia sistémica. En México, más de 60% de los pacientes oncológicos requieren radiación en algún momento de su enfermedad, y una adecuada indicación, planeación y ejecución requiere no solo conocimiento técnico avanzado, sino también un alto compromiso ético y humano.
En este contexto, el Consejo Mexicano de Certificación en Radioterapia (CMCR) asume con seriedad su responsabilidad de garantizar que los especialistas que egresan y se certifican en nuestro país cuenten con las competencias necesarias para ejercer con excelencia.
Una formación rigurosa y con visión de futuro
Convertirse en radioncólogo en México implica una ruta exigente de formación: de cuatro a cinco años de residencia médica, según la sede y la vía de acceso a esta, con enfoque multidisciplinario que abarca entrenamiento en oncología y además requiere un amplio conocimiento de anatomía radiológica, física médica, radio-biología, bioética y uso y aplicaciones de técnicas clínicas avanzadas con equipos altamente especializados. Incluye procedimientos como radioterapia estereotáctica corporal, radioterapia guiada por imagen y procedimientos mínimamente invasivos como braquiterapia.
Estandarizar sin imponer: el nuevo enfoque del Consejo
Uno de los pilares del trabajo reciente del CMCR ha sido estandarizar la educación médica en radioterapia, no desde la verticalidad, sino desde la colaboración académica.
A través de mesas de trabajo con la directiva del Consejo, se ha avanzado en la creación de guías académicas para neoplasia (por ejemplo: mama, próstata, pulmón, SNC), que permiten al sustentante contar con un listado de artículos académico-científicos validados, discutidos y revisados por los sinodales; quienes a su vez representan a todas las sedes formadoras del país. Este mecanismo permite establecer estándares clínicos y educativos sin imponer, sino construyendo consensos a través del trabajo en equipo.
Como parte de esta estrategia, se ha implementado una reforma significativa: todos los sinodales que participan en los exámenes del Consejo son actualmente los médicos responsables de docencia en sus respectivas sedes, asegurando una representación equitativa y una visión formativa plural, federada y participativa.
Un llamado a fortalecer la entrada única a la formación
Como parte del proceso de mejora continua, el Consejo desea aprovechar este espacio para invitar a los actores involucrados (autoridades educativas, hospitales sede, universidades y autoridades regulatorias) a consolidar una sola vía de ingreso a la especialidad, ya sea directa o indirecta, pero única, clara, regulada y eficiente.
Esta medida permitiría evitar la dispersión de criterios, proteger la calidad formativa y asegurar equidad en el acceso a esta disciplina tan especializada.
También facilitaría la creación de un registro nacional transparente y actualizado de especialistas en formación y egresados, así como la elaboración de publicaciones científico-académicas que documenten con precisión las necesidades reales del país, fomentando las políticas públicas que impulsen el desarrollo de la especialidad.
Gracias a esta metodología, el Consejo ha logrado mejorar los indicadores de desempeño, promover la seguridad clínica y fomentar el desarrollo continuo del especialista.
Avances recientes y visión a futuro
Asimismo, el Consejo ha iniciado esfuerzos para llevar a cabo un censo nacional sobre la distribución y disponibilidad de aceleradores lineales en México. Si bien esta tarea no forma parte de las funciones regulatorias tradicionales del Consejo, contamos con una mesa directiva proactiva, un gremio altamente comprometido y una necesidad crítica de expansión en infraestructura radioterapéutica.
Con este objetivo, se están desarrollando encuestas dirigidas a los jefes de servicio y responsables de seguridad radiológica en hospitales que operan con radiaciones ionizantes, con el fin de mapear la red actual de unidades de tratamiento.
Esta iniciativa no solo permitirá identificar zonas con déficit o saturación de servicios, sino que también facilitará la creación de bolsas de trabajo más eficientes para los egresados y dará pie a la elaboración de publicaciones científico-académicas que documenten con precisión las necesidades reales del país, fomentando las políticas públicas que impulsen el desarrollo de la especialidad.
A futuro, el Consejo aspira a convertirse en un agente de articulación académica nacional, que fortalezca la calidad del sistema formador, fomente el aprendizaje entre pares y se mantenga como garante ético del ejercicio profesional, vinculando estos resultados educativos con las necesidades prácticas de nuestro país, todo en pro del desarrollo de la especialidad.
Conclusión
En una disciplina donde tecnología y humanidad convergen, el radioncólogo certificado es clave para brindar tratamientos seguros, efectivos y compasivos. La labor del Consejo no es solo evaluar, sino construir puentes, facilitar consensos y asegurar que cada paciente reciba la mejor atención posible, sin importar la región del país donde se encuentre. Invitamos a todos los lectores, colegas y autoridades a unirse a este esfuerzo. La radioterapia del futuro se construye hoy, con ciencia, compromiso y colaboración.