Dra. Mercedes Scarlett Enriquez Ramos
dra.scarlettenriquez@gmail.com
Práctica privada
Introducción
El papel de la mujer a lo largo de la historia ha cambiado y en los últimos lustros han emergido como poderosos agentes de cambio en diversas esferas, sin embargo, durante la trayectoria profesional de cada una se han desarrollado, frecuentemente, en un entorno hostil, aun en estos años donde la inclusión juega un papel importante.
En los últimos 20 años, ha incrementado el número de mujeres que deciden estudiar medicina, constituyendo actualmente 50% de los estudiantes de medicina a nivel mundial.1 Dicho fenómeno es relativamente nuevo, ya que durante siglos la profesión de medicina, al igual que otras como la abogacía, estaban dominadas por hombres.2 Aunque es un avance significativo, según estudios recientes, siguen siendo pocas las mujeres médicas que llegan a ocupar altos puestos o posiciones académicas importantes y existe diferencia entre los ingresos del hombre y el de la mujer, a pesar tener las mismas responsabilidades.1,3 Como colofón a lo anterior, cabe mencionar que la Academia Mexicana de Cirugía, máxima tribuna del saber en nuestro país, solo ha tenido una presidenta mujer en más de 150 años de existencia.
En este artículo se realizó una revisión y análisis del papel que desempeña la mujer como médica en la actualidad y las principales problemáticas a las que se ha enfrentado a consecuencia de su género. Se aplicaron criterios de exclusión en la revisión bibliográfica, quitando aquella que consistiera en semblanzas, con el objetivo de llevar a cabo un análisis crítico de la literatura.
El rol de la mujer en la evolución de la medicina
Mientras en la medicina se hacían grandes avances, la mujer luchaba para ir a la vanguardia, sin embargo, había necesidad de adaptarse a las circunstancias de la época. A las mujeres en el siglo XIX no se les permitía tener una profesión y tenían que ocultar su identidad para ejercer ocupaciones propias del género masculino, como en el caso de Dr. James (Miranda) Barry, médico inglés que obtuvo su título en Edimburgo en 1812 con los más altos honores, llegando a ser inspector general de hospitales en el ejército británico. No fue hasta su muerte en 1865, que se descubrió que el Dr. Barry era una mujer.2 Sin embargo, desde aproximadamente 1970 se ha observado un cambio significativo.3
Iniciando con Elizabeth Blackwell, quien fue la primera médica en el mundo graduada en 1849 en Estados Unidos.
Mientras que Matilde Petra Montoya Lafragua hizo lo propio en México en 1887. 2,4
Así, después de más de 150 años, actualmente se utiliza el término "feminización de la medicina" para describir la predominancia de mujeres en las escuelas de medicina.4,5
En México, esta tendencia ha aumentado a 60% en comparación con el sexo opuesto.4
Hasta el momento, el ingreso a la facultad de medicina ha evolucionado al punto de que ahora se observa una equiparidad entre mujeres y hombres, siendo la proporción de mujeres en algunos países lo suficientemente significativa para dominar ciertas especialidades clínicas. Además, según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2013 las mujeres menores de 35 años representaban aproximadamente 50% de la fuerza laboral médica en la mayoría de los países.3
El reto actual para la mujer médica
El fenómeno conocido como la "feminización de la medicina" ha suscitado debate sobre sus implicaciones, tanto para la práctica clínica diaria como para la profesión en sí, donde hay quienes están a favor y reconocen la importancia de las mujeres como cuidadoras y proveedoras de salud, (Dacre et al 2008) mientras que hay otros (Carol Black et al 2004) que expresan una perspectiva más contundente en contra de la feminización, argumentando desde la perspectiva del estatus profesional: "una profesión que pierde su dominio masculino tiende a perder parte de su poder". (Hall et al 2004)
Este punto de vista sugiere que la pérdida de la predominancia masculina en una profesión puede tener implicaciones en el poder y la influencia de la misma, al menos desde el punto de vista de algunos grupos. Además, se plantea la posibilidad de que el argumento de Dacre esté arraigado en el estereotipo de género que asocia a las mujeres más con el papel de cuidadoras que de líderes.3
Beverly Johnson y Shereen Mahmood describen su experiencia profesional como un continuo "cuando eres la única mujer en la habitación" y señalan que esto, lamentablemente, ha sido normalizado por muchas mujeres, persistiendo como una realidad actual.6 A pesar del significativo aumento de mujeres en el campo médico, no se ha reflejado de manera proporcional en los niveles jerárquicos superiores. Muchas profesionales describen sentirse invisibles en la actualidad y han aprendido a "pasar desapercibidas" como estrategia para evitar conflictos y problemas.1
Existen diversas teorías que abordan las razones detrás de la disparidad en el logro de metas académicas, laborales y económicas entre mujeres y hombres. Algunos sostienen que esta discrepancia está vinculada principalmente al papel cultural asignado a la mujer, donde aún persisten creencias arraigadas que sugieren que las mujeres no son capaces de sobrellevar grandes cargas de trabajo y el estrés que implica, o que existe temor frente a las ausencias laborales relacionadas con la maternidad. Estos elementos culturales y estereotipos de género pueden contribuir a obstaculizar el avance de las mujeres en diversos ámbitos, generando desafíos persistentes en su búsqueda de igualdad y éxito.1
Se ha observado un fenómeno conocido como "techo de cristal", que resalta cómo las mujeres a menudo enfrentan la dificultad de ascender a puestos de liderazgo, a pesar de contar con experiencias y currícula equiparables o incluso superiores a sus colegas masculinos. Este término, acuñado por primera vez en 1984, describe una barrera invisible autoimpuesta que obstaculiza el progreso de las mujeres hacia roles de liderazgo.1,3,7 Por otro lado, la falta de oportunidades para las mujeres en posiciones de liderazgo se conoce como el leaky pipeline, que significa que, a pesar de contar con conocimientos y preparación, muchas mujeres simplemente se quedan en el proceso y no llegan a la meta.1
A pesar de los desafíos mencionados, algunas mujeres han trazado su propio camino y han alcanzado posiciones destacadas de liderazgo y poder, tanto en la práctica clínica como en el ámbito académico.4
Estas médicas describen que han logrado este éxito gracias a su perseverancia y compromiso, cualidades que aspiran transmitir a las generaciones futuras: excelencia académica personal, esfuerzo continuo y la habilidad de construir su feminidad de manera cuidadosa en entornos desafiantes.1,7
Informe de 2013 que identificó que las mujeres constituían al menos un tercio de los líderes del sector público en sólo cuatro países.
Conclusiones
El recorrido histórico de la mujer en la medicina ha experimentado notables transformaciones, desde la lucha por el reconocimiento hasta la actual "feminización de la medicina". A pesar de los avances significativos en la presencia femenina en la profesión médica, persisten desafíos evidentes, especialmente en términos de acceso a roles de liderazgo y la disparidad salarial.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, es alentador observar que algunas mujeres médicas los han superado, alcanzando posiciones de liderazgo a través de su perseverancia y compromiso. Estas pioneras destacan la importancia de transmitir valores como la excelencia académica personal, el esfuerzo continuo y la construcción cuidadosa de la feminidad en entornos desafiantes a las generaciones futuras.
La clave para el avance sostenible radica en la resiliencia y en la implementación de políticas que eliminen sesgos e ideologías obsoletas. Reconocer y valorar las habilidades únicas que las mujeres médicas aportan, como la comunicación efectiva, es esencial para mejorar y fortalecer instituciones educativas y de salud a nivel mundial.
Referencias Bibliográficas
- 1. Flores-Domínguez C, Meraz D, Bernardete D. La mujer en la medicina del siglo XXI. Educ Med 2019;20(5):325-328
- 2. Jefferson L, Bloor K, Maynard A. Women in medicine: historical perspectives and recent trends. Br Med Bull 2015;114(1):5-15.
- 3. McKimm J, Da-Silva S, Edwards S, et al. Women and leadership in medicine and medical education: international perspectives. Gender, Careers and Inequalities in Medicine and Medical Education: International Perspective. 2015:69-98
- 4. Rodríguez A, Castañeda G. Inicio de las mujeres en la medicina mexicana. Rev Fac Med UNAM. 2015;58(2): 36-40
- 5. McKinstry B, Colthart I, Elliott K, Hunter C. The feminization of the medical work force, implications for Scottish primary care: A survey of Scottish general practitioners. BMC Health Services Research 2006; 6(56): 1-8
- 6. Johnson B, Mahmood S. When the only woman in the room is you. Rheumatology 2023; 62;3511–3512
- 7. Rochon P, Davidoff F, Levinson W. Women in academic medicine leadership: Has anything changed in 25 years? Acad Med 2016; 91:1053-6