La especialidad de comunicación, audiología, otoneurología y foniatría tuvo sus inicios en la década de los 60, sin embargo, fue hasta 1972 que se consideró formalmente una residencia médica. En julio de 1977 se formó la Asociación Mexicana de Audiología y Foniatría (AMAF), asociación civil conformada por los primeros médicos audiólogos. El 10 de agosto de 1980 se constituyó el Consejo Mexicano de Comunicación, Audiología, Otoneurología y Foniatría A.C. que hasta la actualidad cuenta con un total de 757 médicos especialistas certificados. Y en 1998 la Universidad Nacional Autónoma de México otorgó el reconocimiento universitario a la especialidad, cambiando su denominación a Comunicación, Audiología, Otoneurología y Foniatría. 1

En el mundo cada día se presta mayor atención a los problemas de audición que son ocasionados por la gran contaminación de ruido en el que vivimos. El avance de la tecnología y el incremento de medios de comunicación y transporte han ocasionado que vivamos en lugares donde el ruido del medio ambiente es intenso y permanente, que en niños pequeños pueden crear también problemas de lenguaje y habla.

Aún no se cuenta con datos fidedignos sobre los trastornos de deglución ocasionados por diferentes patologías tanto en niños como en adultos, sin embargo, es un problema que ha ido creciendo en nuestra población, tanto infantil como adulta.

Esta especialidad es muy amplia en el manejo de los padecimientos de audición, habla, voz, lenguaje, equilibrio, por lo que se divide en 4 grandes áreas: audiología, otoneurología, foniatría y neuropsicología; en las que los médicos residentes obtienen conocimientos, habilidades y destrezas durante los cuatro años que cubre todo el plan único de especialidades médicas (PUEM) establecido.

A través de los años, los campos laborales en los que el médico audiólogo, otoneurólogo y foniatra puede brindar su atención a la prevención, diagnóstico temprano, tratamiento o en su defecto rehabilitación y seguimiento especializado, se han expandido contando con gran demanda en el área de la medicina laboral, en la detección temprana de hipoacusias, en los trastornos de procesamiento auditivo central, de voz, deglución, habla y de lenguaje, tanto simples como asociados a otras patologías sindrómicas.

Este tipo de pacientes no son valorados en primer o segundo nivel de atención, siempre son referidos al tercer nivel en el sistema de salud, teniendo en cuenta que no en toda la república hay médicos de esta especialidad para poder cubrir las necesidades de la población mexicana.

En la década de los 2000, se iniciaron cursos de alta especialidad en foniatría, foniatría pediátrica, audiología pediátrica, procesos centrales auditivos y neurofisiología otológica pediátrica en sedes de instituciones de la Secretaría de Salud, en las que los médicos especialistas cursan un año para adquirir mayores habilidades en determinada área, lo que permite que cada vez sea mejor la atención al paciente con múltiples discapacidades de este rubro.

A pesar de que la especialidad ha ido ampliando sus áreas de conocimiento, aún son pocos los médicos especialistas egresados para poder cubrir las necesidades de nuestra población mexicana; cabe mencionar que existe un pequeño número de médicos extranjeros que acuden a especializarse en estas áreas, cumpliendo todos los requisitos solicitados en nuestro Consejo, para regresar a sus países a brindar la atención a su población con estas patologías.