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EDICIÓN

MARZO 2025

3O° ANIVERSARIO


Importancia de la calidad de la formación y certificación de médicos especialistas

Laura Cortés Sanabria

Directora General de Calidad y Educación en Salud, Secretaría de Salud


La educación en todos los ámbitos es un fenómeno social y sus procesos tienen una relación directa con la dinámica del hombre y su interacción con el medio ambiente.1 Por lo anterior, resulta importante reflexionar sobre la trascendencia que tienen los procesos de enseñanza - aprendizaje, donde, desde una visión de educación integral se forman los futuros médicos especialistas que con los conocimientos adquiridos, el desarrollo de habilidades y la internacionalización de principios y valores benefician al paciente, fortalecen a todo el sistema de salud y, en consecuencia, a la sociedad en general.

Un papel fundamental en la formación de médicos especialistas es dejar atrás la idea de que un profesional competente es aquel que posee los conocimientos y habilidades que le posibilitan desempeñarse con éxito en una profesión específica. Hoy en día, la preparación de los médicos especialistas debe superar la acumulación de información teórica y la aplicación repetitiva de procedimientos, debe expresar las potencialidades de la persona para orientar su actuar en el ejercicio de la profesión, con iniciativa, flexibilidad y autonomía, en escenarios heterogéneos y diversos, a partir de la integración de conocimientos, habilidades, motivos y valores y sobre todo que se expresan en un desempeño profesional eficiente, ético y de compromiso social. Sin duda, la formación de médicos especialistas con este perfil de egreso es un reto siempre a nuestro alcance.

A partir de la digitalización, el internet y la globalización se ha acelerado el desarrollo tecnológico a ritmos nunca vistos, dando origen a la sociedad del conocimiento, que hace referencia a cambios en las áreas tecnológicas y económicas estrechamente relacionadas con las tecnologías de la información y las comunicaciones, en el ámbito de planificación de la educación y formación, en el ámbito de la organización (gestión de conocimiento) y del trabajo (trabajo de conocimiento).2

El concepto actual de sociedad del conocimiento no está centrado en el progreso tecnológico, sino que lo considera como un factor del cambio social, por ejemplo, la expansión de la educación. Según este enfoque, el conocimiento será cada vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales de las sociedades.2

En la sociedad del conocimiento, la clave para que la información pase a ser conocimiento radica en cómo se manejan los datos que se reciben, de manera que se organicen informaciones que puedan de comprendidas y utilizadas. Por lo que se requiere no solo acceder a los datos, sino desarrollar competencias de aprendizaje que permitan la transición de los datos al conocimiento y de esta manera generar un valor a la profesión médica.3 Desde esta perspectiva los procesos educativos deben replantear un sentido innovador que debe estar centrado en la persona y su capacidad de aprender.

Premisas para la innovación centrada en personas:

  • Trabajar juntos, desde un conocimiento interdisciplinar
  • Integrar personas, información e infraestructura
  • Tomar en cuenta que somos una sociedad conectada
  • Dotar de una mayor capacidad a las personas para construir un futuro mejor4

En el centro de la innovación educativa está la búsqueda de una educación inclusiva, basada en la equidad y diversidad, con una orientación a la formación integral (desde lo comunitario y lo interdisciplinario).5 Para lograr esto, es indispensable alejar la concepción lineal del aprendizaje, donde existe un informador y un receptor, y la visión sistemática de pasos a seguir sin flexibilidad curricular.6

En la actualidad, la evolución social, cultural y tecnológica se encuentra en constante cambio y exige una adecuación del proceso de formación durante la residencia médica, específicamente al planteamiento del currículo.

El currículo es entendido como el conjunto y planificación de toda una escuela, destinado a conducir el aprendizaje de los alumnos hacia los resultados de aprendizaje determinados.6 Podemos identificar el currículo como un proyecto que guía u orienta de la práctica educativa al interior de una institución, que parte de la planeación de fines de aprendizaje concretos y de todos los medios requeridos para su cumplimiento. Sin embargo, además de inyectarle flexibilidad al currículo de las especialidades médicas, es necesaria la articulación de todos los actores responsables de la formación de recursos humanos en salud (secretaría de salud, instituciones universitarias, instituciones del sector, asociaciones, academias, el COMAEM y otros) con el objetivo de que el perfil de egreso cumpla las necesidades del contexto social, cultural, político de nuestro país.

La flexibilidad curricular resulta relevante en distintos escenarios precisamente por la constante transformación social y cultural, que lleva de la mano al proceso educativo y, por tanto, debe apuntar a la búsqueda de esas modificaciones. Enfocándonos en el proceso educativo, es precisamente la flexibilidad curricular la que va a dar la pauta a esas modificaciones, pues esta se concibe como “un proceso de apertura y redimensionamiento de la interacción entre las diversas formas de conocimiento, u objeto de aprendizaje, que constituye el currículum.”8

Este cambio es esencial, como lo mencionaba la autora Magdalena en su libro Levadura en el mundo: la educación para el siglo XXI, “solo desde la plena conciencia del cambio estructural por el que estamos atravesando será posible procesar adecuadamente y aprovechar con creatividad la fuerza de los nuevos tiempos para poder seguir educando”.9

Los retos que se nos plantean en la formación de médicos especialistas son muchos y nada fáciles de afrontar, entre ellos garantizar a la población que el médico especialista cuenta con los conocimientos, las destrezas y aptitudes necesarias para su ejercicio. Para ello, la certificación promueve, sostiene y documenta el logro de altos estándares para médicos especialistas, representa el consenso de la comunidad profesional sobre lo que debe saber un profesional experto. Además, a través de la certificación se fomenta la actualización continua y el compromiso con la excelencia, asegurando que los médicos se mantengan al día con los avances científicos y tecnológicos en su campo.10 En última instancia, la certificación no solo protege a los pacientes, sino que también fortalece la confianza en el sistema de salud y en la práctica médica especializada.

En este sentido, hay una relación colaborativa entre las funciones sustantivas de la Secretaría de Salud y los distintos Consejos de Especialidades Médicas. De acuerdo con el decreto por el que se expide el Reglamento Interior de la Secretaría de Salud, recientemente publicado el 27 de febrero de 2025 en el Diario Oficial de la Federación, en el artículo 19, le corresponde a la Dirección General de Calidad y Educación en Salud11 orientar la formación de recursos humanos para la salud, diseñar, promover y evaluar la aplicación de modelos educativos orientados al desarrollo y desempeño de los recursos humanos en salud, mientras que el rol fundamental de CONACEM es dar certeza a la población y a las instituciones que contratan médicos que quienes prestan labores como profesionales, tienen las competencias que se exigen de un médico especialista.


Referencias Bibliográficas


  • 1. Chaves MP, Zapata AFR, Arteaga IH. Investigación cualitativa: una reflexión desde la educación como hecho social. Universitaria: Docencia, Investigación e Innovación, 2014;86-100.
  • 2. Krüger K. El concepto de sociedad del conocimiento. Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales, 2006;11(683):1-14.
  • 3. Sacristán A. (Comp.). Sociedad del conocimiento, tecnología y educación. Morata. 2013.
  • 4. La innovación centrada en la persona para el desarrollo tecnológico y organizativo. https://www.fundacionpilares.org/docs/encuentro_PPT_Poveda.pdf.
  • 5. Martín-Padilla E, Sarmiento PJ, Coy LY. Educación inclusiva y diversidad funcional en la Universidad. Revista de la Facultad de Medicina, 2013;61(2):120-130.
  • 6. Arratia A, Latorre M, Vargas E. Alcances de la definición del currículum nacional: desafíos de una política de desarrollo curricular. 2018;85.
  • 7. Ortega Hurtado JO. Acreditación y flexibilidad curricular. RIDE. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, 2017;8(15):445-473.
  • 8. Díaz M. Flexibilidad y organización de la educación superior. En Pedroza Flores R y García Briceño B (Comps.). Flexibilidad académica y curricular en las instituciones de educación superior (pp. 63-117). Porrúa. 2005.
  • 9. Magdalena G. Levadura en el mundo: la educación para el siglo XXI. Editorial Claretiana. 2014.
  • 10. Escudero-de los Ríos PM. Los Consejos y la Certificación de los especialistas médicos. Compromiso con la sociedad. Gaceta mexicana de oncología, 2019;18(1):1-3.
  • 11. Decreto por el que se expide el Reglamento Interior de la Secretaría de Salud. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5750389&fecha=27/02/2025#gsc.tab=0.