Mesa Directiva del Consejo Mexicano de Oncología
El año de 1991 fue cuando un grupo de oncólogos, se reunió y tomó la decisión conjunta de constituir y conformar el Consejo Mexicano de Oncología (CMO), con el objetivo de evaluar las capacidades, las habilidades y las competencias de los médicos especialistas de acuerdo con el conocimiento científico y tecnológico, bajo un estricto conjunto de criterios médicos, de estándares de calidad e innovación permanentes, que definen en la actualidad, la misión, la visión y los objetivos de nuestro gremio.
El CMO es una institución fundamental en el sistema de salud de México, cuya principal misión es garantizar la calidad y excelencia en la formación y práctica de los especialistas en oncología. Su relevancia radica no solo en la certificación de los profesionales altamente capacitados, sino también en su papel como organismo rector que establece estándares académicos en el ejercicio de la cirugía oncológica, de la oncología médica, la oncología pediátrica, la cirugía oncológica pediátrica y la ginecología oncológica.
En un contexto nacional donde el cáncer representa una de las principales causas de morbilidad y mortalidad, el Consejo asegura que los médicos que atienden pacientes oncológicos tengan las competencias necesarias para brindar diagnósticos precisos, tratamientos eficaces y atención integral, a través de un riguroso proceso de evaluación y recertificación periódica; así el CMO impulsa la actualización continua de conocimientos y promueve la adopción de avances científicos y tecnológicos.
La cirugía oncológica
Históricamente, la cirugía oncológica representó durante muchas décadas el único tratamiento posible cuando se presentaba un tumor maligno y solo algunos pacientes podían ser llevados a algún procedimiento quirúrgico para extirparlo y consecuentemente la mayoría de ellos sucumbían después ante la enfermedad. Los pacientes que no podían llevarse a cirugía por lo avanzado del tumor, fallecían irremediablemente y solo algunos lograban sobrevivir al padecimiento o a las complicaciones y secuelas del tratamiento quirúrgico.
Con el avance del conocimiento de la historia natural, la biología del cáncer y la evolución de los métodos quirúrgicos y la disponibilidad de otros tratamientos, la cirugía constituye actualmente un pilar fundamental tanto para la prevención, como para el diagnóstico y especialmente el tratamiento de las neoplasias malignas, volviéndola un recurso terapéutico en prácticamente todas las etapas del cáncer, tanto con objetivo curativo, como con objetivo paliativo.
Asimismo, el aumento en el conocimiento sobre el cáncer también ha llevado al desarrollo de otras especialidades afines al tratamiento integral de cáncer, como la oncología médica, la radio oncología y los cuidados paliativos, entre muchas otras.
El perfil profesional actual del médico especialista en cirugía oncológica debe incluir habilidades y destrezas quirúrgicas enfocadas a la extirpación de una neoplasia maligna junto con la resección total o parcial de uno o varios de los órganos involucrados, y contar con los suficientes conocimientos de la naturaleza de los padecimientos a tratar para integrar al resto de las disciplinas afines a la oncología dentro de las opciones terapéuticas del paciente, respetando siempre su individualidad y decisión.
La tendencia actual de la cirugía oncológica es otorgar tratamientos menos radicales y con menores secuelas que aseguren siempre los mejores resultados oncológicos en términos de probabilidad de curación o en su defecto, la mayor calidad de vida posible, de forma integrativa y multidisciplinaria.
El CMO tiene la tarea de evaluar que el aspirante a certificación domine las técnicas quirúrgicas actuales, esté familiarizado con sus posibles complicaciones y secuelas, y garantice que tiene el suficiente conocimiento para poder brindar a la población prevención primaria, secundaria y terciaria, aplicando e interpretando estudios de escrutinio y tamizaje, además de realizar diagnóstico oportuno y tratamiento inmediato.
Esta evaluación es realizada por médicos especialistas en cirugía oncológica certificados, que tienen la difícil tarea de garantizar que obtienen su certificación por medio de las capacidades indispensables para ejercer esta especialidad que día con día evoluciona y por consiguiente exige un mayor conocimiento de esta enfermedad y un liderazgo en el campo de la oncología.
La oncología médica
Entre las especialidades de oncología, la oncología médica es el área encargada de diseñar e indicar todos los tipos de terapia sistémica para el tratamiento del cáncer, que incluyen quimioterapia citotóxica, monoterapia, terapias biológicas, terapias dirigidas e inmunoterapia. El oncólogo médico trabaja con pacientes que presentan prácticamente cualquier tipo de tumor en estadios iniciales o avanzados, con un abordaje centrado en la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento integral.
En México, la oncología médica inició en los años 60’ con las primeras prescripciones de quimioterapia; formalmente, la especialidad inició en 1967 con la formación de los primeros residentes de oncología médica en el Instituto Nacional de Cancerología.
Actualmente, para acceder a la especialidad es requisito haber completado o cursado dos años de Medicina Interna, seguido de un entrenamiento formal en oncología médica de una duración mínima de tres años en programas acreditados. Esta preparación otorga competencias no solo para la práctica clínica, sino también para la medicina de precisión y para habilidades en investigación básica, clínica y traslacional. Dada la complejidad y amplitud del campo en los últimos años han surgido altas especialidades derivadas como el cáncer de mama, las neoplasias torácicas, los tumores digestivos y la uro oncología, entre otras.
El ejercicio de la oncología médica requiere una preparación multi e interdisciplinaria, colaborando estrechamente con la cirugía oncológica, la radio oncología, los cuidados paliativos, la patología, la radiología y otras áreas más, con el objetivo de garantizar una atención integral y personalizada. Esta interacción garantiza que cada paciente reciba un plan terapéutico basado en evidencia, adaptado a las características biológicas de su tumor y a sus preferencias personales.
En México, se estima que hay alrededor de 0.31 oncólogos médicos por cada 100,000 habitantes (aproximadamente 3.1 por millón), una cifra muy por debajo del estándar internacional recomendado de 20 por millón. Este déficit es más evidente fuera de las grandes ciudades, donde la distribución de especialistas es limitada. Para alcanzar una cobertura adecuada, se calcula que sería necesario quintuplicar el número actual de oncólogos médicos en el país.
El CMO es la instancia responsable de la certificación de esta especialidad. Su función es garantizar que los especialistas cuenten con las competencias clínicas, científicas y éticas indispensables para ofrecer atención de alta calidad y homogénea en todo el país. En un campo que evoluciona rápidamente y que demanda actualización constante, la certificación por el CMO constituye un elemento clave para asegurar la excelencia en la atención oncológica.
La oncología pediátrica
La subespecialidad de oncología pediátrica comienza en la década de los 80’ como una necesidad de dar atención integral al niño con cáncer; inicialmente el manejo de estos pacientes estaba a cargo de los oncólogos médicos y quirúrgicos de adultos, sin embargo, debido a la diversidad, a las grandes diferencias entre el cáncer pediátrico y el de adultos y al aumento de los casos diagnosticados de cáncer infantil, surgieron las escuelas de oncología pediátrica en todo el mundo.
Su formación estaba basada en los programas institucionales con el reconocimiento exclusivamente de sus sedes formadoras; los requisitos establecidos eran contar con la especialidad de pediatría de 3 años y 2 años más de la subespecialidad de oncología pediátrica.
Desde 1998 el programa está afiliado al Programa Único de Especialidades Médicas (PUEM) y cuenta con el reconocimiento universitario, además de que los médicos egresados deben contar con la certificación por el CMO. Desde su origen el CMO ha contado con el capítulo de pediatría, lo que ha contribuido a la formación de oncólogos pediatras de excelencia en todo el país.
Actualmente existen 12 sedes formadoras de residentes en la subespecialidad de oncología pediátrica en varios estados de la República mexicana, donde esta formación profesional ha redituado tanto en la atención médica como en su impacto en la supervivencia de los niños y adolescentes con cáncer.
La ginecología oncológica
La ginecología oncológica es una subespecialidad de la oncología que surgió en respuesta a la alta incidencia y prevalencia del cáncer de mama y de los tumores ginecológicos en México, como lo representa el cáncer cervicouterino, el cáncer de ovario y el cáncer de endometrio, por mencionar algunos.
Los ginecólogos oncólogos son médicos, que tras completar la especialidad en Ginecología y Obstetricia (4 años), realizan una formación adicional de al menos 3 años en ginecología oncológica en centros especializados; esta formación les permite abordar de manera integral el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las neoplasias ginecológicas, siendo expertos principalmente en el manejo quirúrgico de estas patologías.
Su labor, se lleva a cabo de manera coordinada con equipos multidisciplinarios que incluyen oncólogos médicos, radio oncólogos, cirujanos oncólogos y otros especialistas, garantizando un tratamiento personalizado y basado en evidencia, además de que participan activamente en programas de detección oportuna, prevención y manejo de lesiones precursoras de cáncer, contribuyendo significativamente a mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las pacientes.
La cirugía oncológica pediátrica
La cirugía oncológica pediátrica es una especialidad muy reciente y es la más joven de las reconocidas por el CMO, es derivada de la cirugía pediátrica. La atención quirúrgica especializada de los niños y de los adolescentes, requiere competencias que no alcanzan a ser cubiertas por un programa de cirugía pediátrica, tanto por el hecho de no ser expuestos a suficientes casos y pacientes con esta patología, porque no hay cirujanos oncólogos pediatras en todas las sedes de cirugía pediátrica.
La formación de subespecialistas en cirugía oncológica pediátrica se inició en nuestro país en los 90’ y se ha extendido desde hace poco más de 20 años, pero a partir de 2016 se ofrece como parte del CMO. El Consejo acreditaba médicos en diferentes especialidades de atención al cáncer, incluida la oncología pediátrica y fue a través de los oncólogos pediatras, interesados en que sus pacientes recibieran la mejor atención quirúrgica que los directivos, buscaron que los cirujanos pediatras con formación adicional en cirugía oncológica pediátrica se certificaran. La primera certificación se realizó en 2016 por evaluación curricular y a partir del siguiente año ha sido por examen para los cirujanos pediatras que han recibido un entrenamiento formal de dos años más.
La cirugía oncológica pediátrica incluye el tratamiento quirúrgico de tumores de cabeza y cuello, de tórax, hepatopancreático biliar, digestivos, urológicos, de células germinales, otros abdominales, de partes blandas, óseos (en conjunto con ortopedia) y el tratamiento de soporte, incluido acceso vascular y también cirugía paliativa. Estamos a la vanguardia en el mundo, pues somos el primer país en ofrecer esta certificación.
La vigencia de la certificación
El CMO trabaja desde hace varios años para que los médicos oncólogos de las subespecialidades que lo integran se vuelvan a certificar después de un lapso de 5 años; las modalidades para realizar esta recertificación son por medio de puntuación curricular y/o inscribiéndose al examen de certificación anual, que se lleva a cabo durante el mes de febrero de cada año y a partir del 2025, conforme a lineamientos emitidos por CONACEM, un segundo periodo, que en esta primera ocasión se llevará a cabo en el mes de agosto.
El Consejo, junto con el personal de la FES Iztacala de la UNAM, cumple con su deber de planear y elaborar de manera cuidadosa y estricta los exámenes de las diferentes subespecialidades, con los consejeros designados y bajo la supervisión de cinco directores de examen en las áreas de cirugía oncológica, oncología médica, ginecología oncológica, oncología pediátrica y cirugía oncológica pediátrica; asimismo realiza funciones de coordinación, organización de la logística y aplicación de los exámenes de certificación y recertificación, para posteriormente informar y difundir el resultado.
Es importante enfatizar que la recertificación en las subespecialidades oncológicas no debe visualizarse solo como “un requisito burocrático”. Es claro que el proceso de educación médica debe tener continuidad como una responsabilidad personal para continuar otorgando la prestación de la atención con estándares de actualización; esto se logra inscribiéndose y participando en los diferentes diplomados, cursos, congresos, talleres y simposios que programa la Sociedad Mexicana de Oncología (SMEO) y otras organizaciones médicas y de educación, a los cuales el CMO otorga puntuación de acuerdo con el programa del evento académico, considerando la participación de oncólogos certificados o internacionales como profesores, número de horas del evento académico y temas a desarrollar, entre muchos otros.
De esta manera tanto el médico certificado como el CMO, cumplen con el compromiso social buscando asegurar por medio de esta actualización, la calidad y seguridad en el otorgamiento del servicio que brinda el especialista, independientemente del sitio en que labore, sea en medio público o privado.
El Consejo Mexicano de Oncología como potenciador y generador de políticas públicas en México
El CMO, como órgano certificador de los profesionales dedicados al estudio y tratamiento del cáncer, ocupa una posición estratégica que le permite influir positivamente en el diseño e implementación de políticas públicas en salud; su participación activa en estos procesos puede ser determinante para mejorar los estándares de atención oncológica, reducir desigualdades en el acceso a tratamientos y fortalecer la prevención, diagnóstico y seguimiento de enfermedades oncológicas en nuestro país.
Una de las principales maneras en las que el CMO puede incidir es mediante la generación de evidencia técnica y recomendaciones clínicas basadas en estándares internacionales, adaptadas al contexto nacional; estas guías pueden servir de base para establecer criterios de atención oncológica en instituciones públicas, definir rutas críticas de manejo para diferentes tipos de cáncer y orientar la asignación de recursos en el sistema de salud.
A través de la certificación y recertificación de oncólogos médicos, quirúrgicos y pediatras subespecialistas, el CMO asegura que los pacientes sean atendidos por profesionales que cumplen con criterios actualizados de calidad y ética profesional.
En términos de prevención, el CMO también puede colaborar con las autoridades sanitarias para impulsar campañas educativas y estrategias de tamizaje, sobre todo en poblaciones vulnerables donde su aval puede otorgar legitimidad a programas de detección oportuna que, de otro modo, carecerían de respaldo técnico.
Igualmente, el CMO puede ser un interlocutor clave en la elaboración de políticas públicas que busquen fortalecer la atención oncológica en salud; su conocimiento del panorama nacional, y de las diferencias regionales en infraestructura, recursos humanos y necesidades epidemiológicas, lo coloca como un actor ideal para asesorar en la planificación estratégica nacional contra el cáncer.
En suma, el CMO no solo cumple una función académica y certificadora, sino que posee el potencial para convertirse en un agente transformador de la política pública; su participación activa es esencial para construir un sistema oncológico más justo, eficiente y centrado en el paciente.
A 34 años de la conformación del CMO, se han constituido 17 mesas directivas hasta ahora, en las que han participado reconocidas personalidades y autoridades de gran trascendencia en la oncología, con el común denominador, caracterizado por la vocación de servicio en cada una de los colegas que han pertenecido a la parte directiva de dicha organización.
A pesar de que podemos considerarnos como una organización relativamente joven, hemos alcanzado un nivel de madurez y una estructura administrativa, ética y sólida, donde no solo cumplimos los objetivos definidos en nuestra misión y en nuestra visión como institución, si no que nos mantenemos alineados con los principios que nos dicta el Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (CONACEM), con quien continuaremos trabajando, bajo las directrices, avances y modificaciones que esta institución considere como necesarios.