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EDICIÓN

MAYO - AGOSTO 2023

NÚMERO 6


EL ESPEJO

La geriatría como identidad colectiva

Carmen García Peña

Directora General del Instituto Nacional de Geriatría

mcgarcia@inger.gob.mx

Luis Armando Méndez López

Médico especialista A, Instituto Nacional de Geriatría

lmendez@inger.gob.mx

En México el acelerado proceso del envejecimiento de la población ha sido inversamente proporcional al crecimiento en el número de especialistas en geriatría. De hecho, la demanda de profesionales capacitados para enfrentar las necesidades especiales de las personas mayores representa un reto impostergable para el sistema de salud mexicano.


Según datos publicados por el Banco Mundial, la población de 65 años y más en nuestro país se estima que es de alrededor de 10,305,738 habitantes1 y asciende a 17,958,707 si consideramos desde los 60 años2.

Hasta 2022, el número de geriatras con certificación vigente es de 850.3 Esto significa que actualmente tenemos una proporción de más de 15 mil personas mayores por geriatra. Claramente la tasa actual de producción de recursos humanos en México es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población mayor.

Sin el conocimiento correcto de conceptos geriátricos y sin el entendimiento cercano a las necesidades de las personas mayores, los economistas y tomadores de decisiones pueden plantear ideas extremas, como las polémicas declaraciones reportadas en el New York Times del Dr. Narita, un profesor de economía en Yale, a quien se le preguntó cómo afrontar las demandas del envejecimiento acelerado en Japón, respondiendo que la solución le parecía sencilla: "un suicidio masivo de personas mayores".4

Para evitar percepciones de este tipo, la Organización Mundial de la Salud lanzó la campaña mundial contra el edadismo, en donde visualiza la prevalencia y las consecuencias de la discriminación por edad y postula que incluso pequeños cambios en la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia las personas mayores generarán beneficios significativos para la sociedad.5

En lugar de ver a las personas mayores como económicamente inactivas, debemos invertir en salud duradera para garantizar que, a medida que las poblaciones envejecen, puedan seguir trabajando durante más tiempo. Aparte de los beneficios económicos que esto aporta a las personas y a las sociedades, existe evidencia de que permanecer en el trabajo proporciona beneficios para la salud física y mental de las personas mayores.6

Expertos internacionales coinciden en que la educación y capacitación de otros profesionales son fundamentales. Las recomendaciones van desde la capacitación al personal de atención primaria hasta la creación de programas combinados a nivel subespecialidad y la atención interdisciplinaria de geriatría con áreas como urgencias, cirugía y otras especialidades.7

México ha respondido con la implementación de clínicas de subespecialidad como cardio-geriatría, oncogeriatría, geriatría neurológica, nefro-geriatría, psico-geriatría, orto-geriatría y rehabilitación geriátrica.

Sin embargo, la mayoría de estas clínicas se encuentran concentradas en centros de referencia de alta especialidad, como es el caso del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, el de Neurología y Neurocirugía, Cardiología, Psiquiatría, Rehabilitación o Unidades Médicas de Alta Especialidad del IMSS como el Hospital de Traumatología “Dr. Victorio de la Fuente Narváez”, ubicados todos en la Ciudad de México.

Estas estrategias, si bien son importantes, no logran cubrir todo el espectro de necesidades de atención de las personas mayores en México. ¿Cómo acercar los principios, valores y perspectiva clínica de la geriatría a toda la población?

En 2017, se propuso el concepto de las 5 M de la Geriatría como un marco de comunicación para describir las competencias básicas en geriatría a manera que aquellos dentro y fuera del ámbito pudieran comprender y recordar. Las 5 M comprenden Mente, Movilidad, Medicamentos, Multicomplejidad y lo que Más le importa al paciente.8


Partir desde “lo que les importa más”, establece un puente entre las personas mayores y los distintos servicios; favorecer su Movilidad contempla factores intrínsecos y extrínsecos necesarios a considerarse tanto por personal de salud como por tomadores de decisiones y políticas públicas en el diseño de entornos amigables con las personas mayores; abordar la Multicomplejidad visualiza la necesidad de equipos interdisciplinarios, recordando la premisa médica de primero no dañar, evitando Medicamentos potencialmente inapropiados y optimizando los tratamientos con la mayor eficacia y perfil de seguridad posible, buscando siempre el bienestar físico y Mental de las personas mayores.

Estos cinco principios podrían ser difundidos en todos los niveles de atención y para todos los profesionales de la salud, en aras de lograr una atención centrada en la persona mayor dentro de todo el sistema de salud.

Referencias bibliográficas